Hubo una o varias veces en las que eché raíces en el lugar equivocado, y me crecieron pétalos en los ojos que me entorpecían la vista.
Hubo una o varias veces en las que sentí que me deshojaba; me pregunto si no habré sido la flor a la que le arrancan todos los pétalos simplemente para saber si la quieren o no.
Ahora que florezco sobre mis propias palabras, después de haber sembrado un nuevo corazón, entiendo que no puedo culparme por intentar crecer sobre tierras de promesas caducas y paisajes trazados en un muro, borrados por la lluvia.
Me riego con todo lo que he sido, y soy de donde no me tengo que arrancar nada para saber si me quiero.
O me quieren.